Es importante asumir el conflicto como
elemento de construcción de la vida social, como proceso susceptible de
análisis y tratamiento, y, en un sentido educativo, como ocasión para el
aprendizaje de la convivencia.
Un conflicto
específicamente escolar es el acoso o maltrato
entre iguales (bullying). Se trata de una
conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra
otro, al que elige como víctima de repetidos ataques.
A continuación
presentamos tres herramientas para intervenir cuando se
confirma un caso de maltrato entre iguales:
La disrupción es el conflicto por
excelencia a que nos enfrentamos cada día los profesores. Se trata de conductas
aisladas y persistentes que manifiestan algunos alumnos en el aula y que pueden
calificarse como un boicot permanente al trabajo del profesor, al desarrollo de
la actividad del aula y al trabajo de los demás alumnos.
A continuación
incluimos algunos recursos para intervernir ante la disrupción:
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Propone cinco áreas para
comenzar a mejorar el clima del aula:
- Gestión del aula
- Construyendo relaciones
- Clima social
- Aprendizaje ajustado
- Relaciones Familia-Escuela
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Elaborar unas normas de convivencia para la clase contando con el alumnado hace
que éstos se sientan más concernidos por las mismas y muestren una mayor
implicación en su cumplimiento y mantenimiento. Las asumen con
mayor facilidad y presentan una actitud más responsable ante ellas.
La reflexión y elaboración de las normas, y los consiguientes
procesos de evaluación sobre su cumplimiento, resolución consensuada de
conflictos, etc. hacen que el alumnado se sienta protagonista y responsable de
la convivencia y de la marcha de la clase en general.